domingo, 30 de agosto de 2020

 


Adelaida acaba de llamar para decirme que la cinta que grabaste ya llegó; la estaban esperando en Milán. Tuve que llamar al Sr. Roveda esta mañana, porque el switch de la Bendix (lavadora) se quemó. El conseguirá otro cuando vaya a Milán. Vi la casa donde están tus oficinas. Está terminada y luce realmente bien – no parece el mismo lugar de antes. El comedor de empleados fue derrumbado. Cuando Gogetto vió esto, dijo: “Mama, Saffa se cayó, debes escribirle a Papa – eso fué lo que dijo!”. La Sra. Valle nos escribió para que le avisáramos cuando llegaremos a “Pinto”, para que ella lo arregle antes de que lleguemos. Le enviaré una respuesta hoy. Ciao cariño, cuídate; tus pequeños te envían sus besos más afectuosos. Te abrazo y beso con todo mi corazón, tu Gianna  ************************ Mi queridísimo Pietro (9): Te envío tres fotos de nuestra magnífica Mariolina, esperando que no se estropeen demasiado de aquí a que te lleguen. Los niños están bien; Gigetto juega todo el día, y cerca de las 8:00 de la noche, apenas se puede mover, y se va a dormir enseguida y duerme hasta las 8:00 de la mañana. Deberías de ver qué hombrecito tan valiente es cuando le doy un supositorio o un enema para la tos. Hace varios días que no le doy uno, así que se lo daré hoy, pero él es muy bueno y no dice palabra. Hoy hay mucho calor aquí  – ¡ quién sabe el calor que debe haber donde estás!. Siempre siento los dolores que me queman el estómago, pero sólo me da dolor de cabeza de vez en cuando. Pero todo esto pasará y dentro de dos meses tendremos a nuestro pequeño más nuevo (en nuestros brazos)!.  También tengo una foto de nuestros primos aquí, y te la enviaré separadamente. Cuídate por mí, Pedrín de oro, y ven pronto a casa. Grandes, grandes besos, muchos de ellos, de tus pequeñitos también, tu Gianna 

************************ De Pietro (10): Esta mañana participé en la Misa en al altar del Santísimo Sacramento en la Catedral... Esta tarde recite el Rosario a las 9:30pm en el altar de la Inmaculada Concepción en Nueva York...Me siento tan lejos de tí, y mi amor se va haciendo aún más fuerte; siento mós que nunca el deber y la necesidad de agradecer al Buen Señor, la mañana y la noche. ************************ Mi queridísimo Pietro (11): Gracias, gracias, de parte de tus hijos también, por la maravillosa sorpresa. Te puedes imaginar la felicidad de Pierluigi al tener dos grabaciones “en las que está hablando Papa”. No escucharía hoy nada más que tus grabaciones.  Cuando Mariolina te oyó decir “un beso para Mariolina”, ella dijo: Papa, Papa...” – reconoció tu voz y te envió muchos besos con sus lindos pequeños labios. ¡Los dos son una pareja de tesoros! Y cómo podría tu querida y pequeña esposa no conmoverse escuchando estas declaraciones tan afectuosas en tu propia voz!  Gracias, Pedrín de oro, que alegría y consolación es para mí es saber que piensas en mí y que me amas tanto! Gianna ************************* De Pietro (12): ...Jesús, que me creó y que me sostiene con gracias ilimitadas y bendiciones....Tú, que me ha dado el inmenso regalo de una esposa de oro, como el más maravilloso amanecer, a la cual uno no puede justamente admirar sino desde arriba, y a dos tesoros tan espléndidos como los cielos en toda su gloria, que sólo pueden se abrazados desde lo alto...Tú, que en corto tiempo, repetirás Tu divino tesoro con otro tesoro, escucha mi oración... ¡Bendice a Gianna y a nuestros tesoros! Transforma en gracia la ansiedad y el temor de estar tan lejos y volando tan a menudo...  

Pietro *********************** Queridísimo Pietro (13): Hoy recibí tus cartas de Mayo 10 y 11. Miuchas gracias. Pierluigi era todo oídos cuando le leí tu carta, y cuando vió que me conmovía, dijo: “Mama, no llores, Papa vendrá pronto.” Y ayer, mientras lo preparaba para dormir en su cama, dijo: “Mi bella y gran mama” (quién le enseñó eso, no lo sé), “yo soy tu gran cariño”. ¡Qué ideas tiene!. Está creciendo tan rápido. Siento que haya mucho calor allí y que te tienes que cansar viajando durante horas en el tren para hacerme feliz. Paciencia, Pedrín de oro, pero me siento mejor al saber que estás “en el cielo”. Eres realmente un papá maravilloso. Quién sabe lo que Pierluigi piense un día cuando lea tus hermosas cartas. Papa reza mucho por su pequeña familia. Gracias por las palabras dulces a su madre. Haré todo lo posible para permanecer así, como tú quieres que yo sea, como tú me ves. Mi Pietro, esperamos ansiosamente oir de tí, cuándo regresarás a casa para que te recojamos en el aeropuerto de Malpensa. Y entonces...no te dejaremos ir más!. No te preocupes por nosotros, estamos bien. Cecco y Zita siempre están deseosos de ayudar y nos tienen aquí con ellos. Ellos dicen que gracias por los saludos y te devuelven sus sentidos saludos a tí. Ella va al cementerio y reza por tí a menudo, por mi querido Pietro. Teresina va mejorando: sólo tose de vez en cuando. Adelaide y su familia están bien, también. La ví ayer cuando me dió algunos chocolates en un doile de parte del Padre Felice. Ahora le escribiré a la Srta. María para agradecerle. Las Hermanas están muy felices con su piano; es de más de una octava de largo y tiene un bello sonido.  El nuevo comedor está siendo construído con mucha rapidez. Pieluigi se quedaría allí para siempre, observando las grúas moviéndose hacia arriba y hacia abajo. Dice que quiere ser un “ingeniero” como su papa, cuando crezca. “La pequeña bella”, Mariolina, es toda una damita. Nunca está quieta, se ríe, baila, hace muecas, y aveces despliega sus arranques temperametales. Ciao, mi amado Pietro, cuídate y esperamos verte pronto. Si estás cansado, no escribas todos los días. Muchos besos de tus pequeñines y de tu cariñosísima,  Gianna 

************************** Mis queridísimos tesoros (14):  Papa les traerá muchos grandes besos; deseo tanto poder ir a ustedes, pero debo permanecer en cama porque tengo un pequeño dolor de estómago. Sean niños buenos y hagan lo que Mariuccia y Savina les digan ...Los abrazo a todos aquí en mi corazón y estoy pensando en ustedes cada minuto. Digan un Ave María por mí, para que Nuestra Señora me ayude a mejorarme pronto, y entonces pueda volver a Courmayeur y los abrace y me quede con ustedes siempre. Su mama que los besa y abraza a cada uno con mucho afecto. Gianna ************************* Diálogo de Gianna (15): “Esta vez será un alumbramiento difícil, y tendrán que salvar a una o al otro – quiero que salven a mi bebé”. ************************** De los últimos diálogos de Pietro con Gianna (16): “Recuerdo cuando me dijiste, el miércoles por la mañana, con gran solemnidad, que casi parecía algo fuera de este mundo: “Pietro, ya estoy curada. Pietro, ya estaba del otro lado, y si tú supieras lo que yo ví. Algún día te diré. Pero como estábamos tan felices, tan cómodos con nuestros maravillosos niños, llenos de salud y gracia y de todas las bendiciones celestiales, me enviaron de vuelta a sufrir algo más, porque no está bien presentarnos al Señor sin haber sufrido mucho”. Este fué y sigue siendo para mí tu testamento de alegría y sufrimiento”.  (Pietro) ************************* 

TERCERA PARTE Madre Teresa de Calcuta Discurso Inaugural en el Congreso Internacional de la Familia, Guatemala,  Julio 16, 1980 (17): Dios amó tanto al mundo que le dió a su Hijo, Jesús. Quien era “Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado, no creado”, se convirtió en un niñito. Este niñito le fue dado a una Virgen: María.  Fue nuestra primera Sagrada Comunión, el primer viviente contacto con Dios. Al recibir a Cristo, ella fué corriendo a dárselo a los demás. Cuando el niño fué concebido por Dios en el vientre de María, el niño concebido en el vientre de Isabel, saltó de gozo. Ese niño no nacido reconoció la presencia de Dios en el niño no nacido del vientre de María: a Cristo mismo. Así, pues, le debemos al niño no nacido de Isabel nuestra gratitud por haber reconocido y haber sido el primero en adorar, en aceptar la venida de Cristo. Sabemos qué hizo Jesús, cómo proclamó la Buena Nueva de que Dios realmente nos amaba, “que realmente nos ama todavía”, os ama a vosotros, me ama a mí. Sabemos lo que hizo, murió en una cruz. Pero, antes de morir repetía: “Amaos los unos a los otros como Yo os he amado. Os amo. Amaos los unos a los otros”. Sabemos cuánto lo amó el Padre. El Padre nos lo dió. Y sabemos que Jesús os amó a vosotros y me amó a mí. Se dió a sí mismo y quiere que nos amemos así, que nos aceptemos. Así que hoy nos hemos reunido, hemos venido a aprender los unos de los otros cómo proclamar esa Buena Nueva, ese amor de Dios por los niños, nacidos y por nacer, los unos por los otros, no en palabras, sino en la realidad. Debemos entender cómo amar a Dios, porque es muy difícil amar a Dios a quien no podemos ver... muy difícil. Sabemos que El está en todas partes, sabemos que está allí, adentro de mí y adentro de vosotros. Es muy difícil amar con amor humano a alguien que no podemos ver. Así que se convirtió en pan de vida para satisfacer nuestra hambre de Dios, nuestra hambre del amor de Dios. Como si esto no le bastara. El se convirtió en el hambriento, el desnudo, el más humilde, el solitario, el indeseable, el enfermo. Dijo: “Lo que hiciereis por los más humildes, lo haréis por mí”. Este hacer nuestro es la satisfacción de su hambre por nuestro amor. Como saben, las misioneras de la caridad no tienen otra misión que alimentarlo a El en el hambriento, vestirlo a El en el desnudo, darle a El un techo en el más humilde, y esto nos hace verlo a diario en el corazón del mundo. 

Cada uno de ustedes en su vida matrimonial, tiene una vida consagrada. Leemos en el Evangelio algo tan hermoso, que un hombre y una mujer dejan todo lo que tienen y se unen para convertirse en uno, y que esa unidad es el niño, el don de Dios. El niño debe ser alguien especial. Si el mismo Dios se convirtió en Niño, el niño ha de ser el tesoro mayor de una nación, el mayor regalo que puede recibir una familia. Hoy, que estamos aquí reunidos, demos gracias a nuestros padres por habernos deseado. Estuve pensando el otro día que, si mi padre y mi madre no me hubieran querido, si mi madre me hubiera abortado, hoy no sería una misionera de la caridad. No podría cuidar a estos leprosos, a estos moribundos, lisiados, indeseados y olvidados. No tendría la oportunidad de sonreir y llevar alegría a tantos seres solitarios.  Diso ha creado a cada uno de nosotros a su Imagen; por lo tanto, vosotros y yo fuimos creados a su Imágen. Hemos sido creados para amar y ser amados. Y si no cumplimos con nuestra parte, habremos dejado de experimentar la dicha de amar y ser amados. En el Evangelio y en las Escrituras leemos algo muy hermoso: “Aún si una madre pudiera olvidar a su hijo, Yo no os olvidaré, pues os tengo en la palma de mi mano”. A eso lo llamo dicha, pues El nos creó a su Imágen. ¡Y pensar que hay millones de pequeños a quien nadie quiere!. El otro día alguien me dijo que cada día son abortados trescientos veinte mil. Pensad en un instante. ¡Qué cosa terrible, terrible, qué terrible destrucción de la paz, de la felicidad, del amor del mundo es cometer asesinatos así, a la luz del día, sin temor!. Sin embargo ese niñito está metido en la palma de la mano de Dios. Hoy, que nos hemos reunidos aquí y que vamos a pasar los próximos días juntos, aprenderemos acerca de un don que Dios le da al hombre y a la mujer, de hacer que Dios entre en sus vidas, por así decirlo. Vamos a aprender a controlarnos los unos a los otros; cómo controlarnos por el amor que tenemos y vamos a aprender este método natural, con el que no pecaremos, para planificar nuestro hogar, nuestra familia. Estamos enseñando a los pordioseros la planificación natural de la familia. ¡Os sorprenderá ver lo que pueden hacer esas buenas gentes! Han venido a nuestra casa a darnos las gracias; tan desfigurados como están, los leprosos, los lisiados y los enfermos me dicen todos: “Hemos venido a darte las gracias por permitirnos planear nuestra familia sin pecar”. Entre esta gente hay cristianos y no cristianos. ¿Qué más dicen?: “Ustedes, que han hecho voto de castidad, sois las mejores maestras de la planificación de la familia”. Me sorprendió oírlos decir esto. Explicaron que la planeación natural de la familia con métodos sencillos no es más que autodominio, por el amor que se tienen el uno por el otro”. Todos estos cientos de enfermos leprosos entienden que el amor los puede ayudar a planificar sus familias sin pecar. Recuerdo haberlos oído decir: “Hemos venido a darte 

las gracias, porque desde que practicamos este método natural, nuestra familia ha permanecido unida. Nuestra familia está sana y podemos tener un hijo cuando queramos”. ¡Vean cómo lo entiende nuestra gente!.  ¿Qué ha sucedido con estos miles y miles de familias de Calcuta en los últimos seis o siete años? Hemos ayudado al gobierno de la India porque éste está muy preocupado, como creo que parecen estarlo todos los gobiernos del mundo. Hemos ayudado al gobierno a través de nuestros pordioseros, de nuestras familias leprosas, de nuestros hermanos de los arrabales, de nuestra gente que vive en las calles; los hemos ayudado a tener ciento ochenta y nueve mil doscientos veintitrés hijos menos en estos pocos años.  Cada una de estas familias es sana, está unida y les envía su amor. Puedo decirles una cosa más: hemos estado trabajando en los arrabales durante casi treinta años y, desde que las hermanas empezaron a traer esta alegría de amarse los unos a los otros mediante el autodominio, he visto que los miembros de las familias se han vuelto mós reflexivos, más amorosos y comprensivos los unos con los otros. Debemos darle gracias a Dios de tener gente como los doctores Billings, que recibieron este gran don de Dios “para proclamar la Buena Nueva al mundo”. Debemos de proclamar la Buena Nueva de que podemos compartir la dicha de planificar nuestra familia con gran amor, sin pecado. Esto es muy hermoso, y debemos darles las gracias a ambos por haber consagrado sus vidas a esta hermosa forma de proclamar que Dios ama al mundo. Que Dios ama a la familia y quiere que la familia sea el centro del amor, de la paz y de la alegría. Este amor comprensivo sera la paz que ansiamos, pues todos tenemos hambre de paz.  Cuando miramos a nuestro alrededor, ¡hay tanto sufrimiento, tanta injusticia, tanta amargura! Y todo comienza... en la familia. Puedo estar equivocada, pero creo que todos los disturbios que hay en el mundo existen porque hay disturbios en la familia. Si tan solo pudiéramos volver a traer la oración a la familia, si tan sólo pudiéramos volver a traer al niño a la familia...Si lo hiciéramos como Nuestra Señora, podríamos salir en busca del niño y traerlo de vuelta al hogar. La familia que reza junta, permanence junta. Si permanecieran juntos, se amarán los unos a los otros. Si el amor realmente empieza en casa y si realmente nos amamos los unos a los otros, habrá paz. También debemos amar a nuestro pueblo. A nuestro vecino. ¿Quién es nuestro vecino?. ¡Quién sabe!. Nunca olvidaré la noche que vino un hombre a nuestra casa y dijo: “Hay una familia hindú con ocho hijos. Llevan muchos días sin comer. ¡Hagan algo por ellos!”. Tomé un poco de arroz y fuí a verlos. Cuando llegué a la casa, en los arrabales, pude ver las caras hambrientas de los niños. Los ojos les brillaban del hambre. Le di el arroz a la madre y ella lo tomó, lo dividió en dos y salió. Me quedé con los niños y, cuando regresó, le pregunté dónde había estado. Me dió una respuesta muy sencilla: Ellos también tienen hambre – nuestros vecinos de al lado -, una familia musulmana”. Ella sabía que tenían hambre. A pesar de su propia hambre y a pesar del hambre de sus hijos, tuvo suficiente amor y valentía para compartir. No me 

sorprendió que ella haya dado, pero sí me sorprendió, realmente, que supiera que sus vecinos también tenían hambre. ¿Conocemos realmente a nuestro vecino? ¿Nos conocemos realmente los unos a los otros? . Hoy en día, por la forma en que vivimos, no nos conocemos muy bien. No hay tiempo ni siquiera para sonreírnos. Pienso mucho en el sufrimiento de la familia. La ruptura de la vida familiar se debe, en parte, en que no tenemos tiempo para estar juntos. ¡Ni siquiera para sonreirnos! A los abuelos y las abuelas los metemos en asilos. Los padres están tan ocupados que no tienen tiempo para estar en casa cuando llegan los hijos de la escuela. No hay nadie esperando al niño. Un niño hambriento de amor, hambriento de la presencia de sus padres, vuelve a la calle y encuentra que en ella hay gente dispuesta a darle algo: drogas para olvidar. El niño se pierde. Por lo tanto., los padres, si realmente quieren ser portadores del amor de Dios, su realmente quieren proclamar la Buena Nueva al mundo, a su propia familia, el uno al otro,traigan de vuelta al niño. Hagan de su familia otro Nazaret de oración, amor, alegría y paz. Por eso es que Jesús se hizo pan de la vida, para darnos ese valor para amarnos los unos a los otros. Lo dijo muy claramente:’Amaos los unos a lso otros como yo os he amado, y por este amor que os tengáis sabréis que sois mis discípulos”. Convertirse en discípulos de Jesús significa santidad, que nos haga santos por su amor. La santidad no es un lujo para unos cuantos; es un simple deber para mí y para ustedes, porque hemos sido creados a imágen de Dios; hemos sido creados para amar y ser amados. Por lo tanto, todos ustedes, cada uno de nosotros, anunciémos durante este Congreso –que es un don maravilloso para el mundo entero, que hayamos tenido el valor de reunirnos todos aquí- que tenemos la dicha de proclamar que vamos  amar a Dios a través de los más débiles, de los pobres, a través de los niños nacidos y por nacer; que vamos a hacer de nuestra familia otra Nazareth. Es el único amor: amarnos los unos a los otros como Dios ama a cada uno de nosotros.  Agradezcámosle a Dios el don de este Congreso y recémosle a Nuestra Señora una y otra vez, pues ella es el modelo, el hermoso modelo que podemos imitar para formar nuestras familias. Dios dice: “Es imposible que una madre se olvide de su hijo”. Hoy sabemos que las madres están olvidando a sus hijos. Si pueden mater a sus propios hijos, no tendría nada de malo que usted me mate a mí y que yo lo mate a usted...¡si una madre lo puede hacer!. Así que, hoy, aprendamos  aplanificar nuestras familias de una forma sencilla, pura y hermosa. Amémos y deseémos al niño que sea concebido.  Al principio del Año Internacional del Niño nosotros, en la India, reunimos a todos nuestros niños. Reunimos a más de doce mil niños con la ayuda del gobierno y tuvimos un lindo día todos juntos. El ejército participó, la policía participó, y toda la gente importante participó para hacer de aquel un día hermoso para los niños. Ese día, todos prometimos que haríamos que los niños, nacidos y no nacidos, fueran deseados.  

Hagámos ese propósito, hacer que cada niño nacido y por nacer, sea deseado y aceptado en nuestra familia como uno de los más grandes dones de Dios. ¡Que Dios os bendiga!.  (Madre Teresa) NOTAS: (1) Armida,Concepción (Conchita) Cabrera de, A Mother’s Letters, a Vision of faith in Everyday Life, A su hijo Salvador, Junio 16, 1931; p.139, del Vol. II/77;. Compilado y anotado por la Hna. Dolores Icaza Conrey, R.C.S.C.J., St. Pauls, Alba House, 2004. Library of Congress (En al católogo de la Biblioteca del Congreso), ISBN 0-8189-0961-7; BX4705.C742A4 2004. Aquí traducida del inglés. El título original es: “Cartas de una madre de familia”, Publicado por Ediciones Cimiento, México D.F., 1986.  (2) Ibidem. A su hijo Pancho, Agosto 2, 1910; p. 15, del Vol. I/12-19.(3) Ibidem. Asu nuera Elisa, Agosto 12, 1911; p. 20-21. del Vol. I/88-90 (4) Ibidem, A su sobrina Carmen, Agosto 8, 1933; p. 200, Vol. II/217. (5) Ibidem, A su madre, Clara Arias y Rivera de Cabrera, Autobiografía; p.5, Vol.I/2-4.  La Venerable Concepción Cabrera de Armida (1862-1937) nació en San Luis Potosí, México, un 8 de Diciembre. Vivió todos los estados de la vida cristiana: como joven soltera (22 años), como esposa (17 años) de Francisco Armida, como madre de sus nueve hijos, como viuda (36 años); y vivió la espiritualidad de las religiosas de la Cruz, como laica. Murió como miembro de la Congregación de las Hermanas de la Cruz del Sagrado Corazón de Jesús, inspirada por ella. Fue declarada venerable el 22 de Diciembre de 1999.  (6) Molla, Gianna Beretta, Love Letters to my Husband, Cap. Breve biografía de Gianna Beretta Molla, Ed. por Elio Guerriero, Pauline Books and Media, Boston, 2002, p. 5. Este libro está en el Católogo de la Biblioteca del Congreso en EE.UU., ISBN 0-8198-4493-4; BX4700.B42 A4 2002. Las cartas que aquí se presentan fueron traducidas del inglés. La versión original se titula: Tuo Grande Amore Mi Aiuterá a Essere Forte.(7) Molla,G. B., Ibidem, Carta dePietro Molla, desde Stockhard, Alemania, Febrero 19, 1959, p. 85. (8) Molla, G.B.,Ibidem,Carta a Pietro; Mayo 8, 1959, p.102. (9) Molla, G.B., Ibidem, Carta a Pietro, Mayo 12, 1959, p. 107. (10) Molla, G.B., Ibidem,Carta de Pietro; Mayo 20, 1959, p. 117. (11) Molla, G.B., Ibidem,Carta a Pietro; Mayo 20, 1959, p. 117.  (12) Molla, G.B.,Ibidem, Carta de Pietro, desde el vuelo a Los Angeles; Mayo 31, 1959; p. 137.  (13) Molla, G.B.,Ibidem,Carta a Pietro; Mayo 14, 1959; p. 111-112. Después de que Gianna regresó de un viaje con Pietro, en Julio 1961, descubrió que esperaba el cuarto hijo (después de Pierluigi, Mariolina y Lauretta). En el segundo mes de embarazo, se le desarrolló un fibroma en el lado derecho de la pared de útero, y tuvo que 

ir al hospital para un tratamiento, en septiembre 1961. Los doctores le presentaron tres opciones: un aborto, que hubiera salvado su vida y le hubiera permitido tener más hijos; una completa histerectomía, que hubiera asegurado su vida, pero impediría otros embarazos; o extraer solamente el fibroma, lo cual era potencialmente peligroso para ella y para su hijo. Como doctora y pediatra, ella eligió salvar la vida de su hija antes que la suya propia, a todo coste. El fibroma le fue operado.  (14) Molla, G.B.,Ibidem, A sus hijos, desde el hospital en Monza, Septiembre 13, 1961; p. 14. (15) Molla, G.B., Ibidem, Cap. Una breve biografía de beata Gianna Beretta Molla,Diálogo con Pietro, p.14. (16) Molla, G.B., Ibidem,Diálogo con Pietro días después de dar a luz a su hija Giovanna Emanuela; en su agonía, Prefacio, Nota # 21, p.15.  Gianna Beretta Molla (1922-1962) fué al hospital en Monza el 20 de Abril de 1962, Viernes Santo. A la mañana siguiente, Sábado Santo, se le realizó una cesárea para el nacimiento de su cuarta hija, Giovanna Emanuela. Después de la operación, al acabarse la anetesia, empezó a sufrir grandes dolores, que fueron aumentando con los días. Pidió volver a Ponte Nuovo para morir en la casa que custodió el sacramento de su amor.Murió en la mañana del Sábado 28 de Abril, probablemente después de escuchar las voces de sus hijos que despertaban en la habitación de al lado. Las cartas de Gianna ofrecen un testimonio extraordinario de amor, en lo ordinario de la vida, y en los momentos más difíciles. Gianna, como médico de niños, y después en la vida del matrimonio y la familia, testimonió gran alegría y total don de sí, y una vida de fe y de servicio a los demás, según el Evangelio. Era cuidadosa en cumplir la voluntad de Dios, y estaba convencida de que “el amor debe ser total, pleno, completo y regulado por la ley de Dios, y debe durar para siempre en el Cielo”, y que casarse significaba “recibir el sacramento del amor, para convertirse en colaboradores con Dios, en la creación; de esta manera le podemos dar hijos que lo amarán y servirán”. A través de su maternidad, hizo un auténtico acto de amor y servicio a la humanidad.  Con profundo realismo cristiano aceptó los sufrimientos de la vida: “ Es verdad, también habrás penas, pero si nos amamos siempre tanto como nos amamos ahora, con la ayuda de Dios, sabremos como enfrentarlas juntos”; “querido Pietro, nunca me hubiera imaginado cuánto uno debe sufrir para ser madre”.La fiesta de santa Gianna Beretta Molla, beatificada y canonizada por Juan Pablo II, se celebra el 28 de abril. (17) Madre Teresa, Discurso Inaugural de Primer Congreso Internacional para la Familia de las Américas, Guatemala, Julio 16, 1980. Teresa de Calcuta: Mensajes de Vida, Pedro Arribas Sánchez, Ed. Lumen, Buenos Aires, 2002, p. 67-78; ISBN 950-724-900-1




las cosas que les encargaba todos los días antes de irse era que arreglaran
el oratorio con flores
135
.
Sor Guadalupe Madrigal declaró:
El domingo 28 de febrero de 1937
supe que Conce
(Conchita)
ya no admitía ni el más ligero alimento. Le
habían hecho dos ligeras transfusiones de sangre; le hicieron después una
tercera, la que no dio ya el resultado apetecido: se puso Conce más grave
y agotada.
No sé si el domingo o el lunes comenzó nuestra santa enferma a
padecer dolor agudo de estómago y otros trastornos. El martes por la
tarde, el día 2 (víspera de su muerte), tuvo una hemorragia
abundantísima. Tenía la lengua casi llagada, roja, llena de úlceras y decía
el doctor que así tenía el interior. Por tanto el lunes por la mañana la
desahució el doctor Escobar, declarando que no había esperanzas...
Dicen las Madres Catalina y Concepción que en la última tarde,
como a las 3, le oyeron ya el estertor; pero anhelando que no fuera, le dijo
la M. Catalina: “Conce, procure arrojar esa flema que le molesta” y ella
contestó: “No es flema, es el ruido de la muerte, es el estertor”.
Pasaron a despedirse todos: c
hicos y grandes. Cuando le llegó el
turno a Chabela, le dijo Conce: “Gracias, Chabela”, y Chabela entre
lágrimas le pidió perdón por lo que la hubiera mortificado alguna vez.
Chabela fue hasta el final imponderablemente fina y abnegada en su
atención a Conchita... Entre tanto el doctor que estaba allí, declaró que el
momento decisivo había llegado. Los hijos de ella fueron todos entrando...
Como el momento era crítico, se inició la recomendación del alma,
entrando a hacerlo Monseñor Martínez y toda la gente que estaba en la
casa entró.
Su nieta Teresa Lafarga nos dice:
Sucedió que mostró cierta mejoría
en la tarde del día 2 de marzo y a mí me despacharon a mi casa. Cuando
ya murió en la mañana del día tres, muy temprano, ya estaba yo en su
casa y una cosa muy peculiar fue que, debido a esa enfermedad que tuvo
mi Mane, la pobrecita olía horrible, y era una pena para todos sus hijos y
para las personas. El origen del olor era la enfermedad que tuvo, que
estaba toda llagada por dentro y por fuera; su cuerpo despedía así como
supuración y agua
136
.
La Madre Clara Cabrera informa:
Serían como las 9 de la noche,
después de cenar y estando pendientes de ella, sabiendo que las Madres
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Sum Ap, p. 264.
136
Sum Ap, p. 390.
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estaban y que mientras no nos avisaran era que más o menos seguía igual,
nos fuimos otra vez con ella a ver cómo seguía y viendo que más o menos
se había estabilizado su salud, se fueron a descansar. Yo me había
quedado para estar con ella. En ese momento nos quedamos las Madres
que ya nombré y yo con ella. Habíamos puesto la luz a medias para que
no le molestara, todos se habían ido ya a acostar pero con la advertencia
de que cuando viéramos algún síntoma grave, inmediatamente, a la hora
que fuera, les avisaríamos... Al rato de que se habían ido, vimos que
entraba en una quietud demasiado alarmante para un enfermo grave...,
nos alarmamos e instintivamente las tres nos levantamos para ver su
fisonomía y ya en ese momento, su cara se estaba desencajando, como
cuando entra la agonía.
Corrimos y en un momento les avisamos a todos: a Monseñor
Martínez, al tío Primitivo, a mis tíos, al padre Guadalupe Treviño, M.Sp.S.
Entonces llegaron todos y en ese momento tío Salvador, viendo que ella
estaba en una actitud tan dura, que no se podía acostar bien, la cogió
entre sus brazos y entonces Monseñor Martínez se acercó a su cama y le
dijo: “Conchita, usted ahora va a consumar el sacrificio de su vida, es el
momento en que se ofrece por su Iglesia, por sus sacerdotes, por las
Obras de la Cruz. Entonces, Conchita, póngase en sus manos”. Cuando él
le dijo esto, ella levantó la cabeza y en ese momento me dio a mí la
impresión de una persona que estaba desolada, envuelta en una amargura
tremenda, pero con una confianza grande en el cielo. Monseñor le dijo:
“Acuérdese que se entrega por Él, acuérdese que su vida es para Él, que
es el momento en que va a consumar su sacrificio”. En ese momento me
dio a mí la impresión de ese Cristo desolado. Le dijo Monseñor Martínez:
“Conchita, recuerde cómo Jesús en el momento de morir le dice a su
Padre: Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu”. Y cuando Monseñor
Martínez le dijo estas palabras, ella, que estaba mirando hacia el cielo,
inclinó su cabeza y su corazón dejó de latir. En ese momento murió”.
Era
el 3 de marzo de 1937 a los 20 minutos de ese día.
Su nieta la señora Teresa Lafarga Armida de Madero manifiesta:
Cuando ella murió, yo sólo oí: “Ya se murió Mane, ya está gozando de
Dios”. Recuerdo que mi mamá me decía: “Me extrañó mucho que a la
hora de la muerte de mi mamá, que yo me sentía tan mal, las religiosas de
la Cruz gritaron: ¡Feliz encuentro!, y que Monseñor Martínez en vez de
rezar “Requiem aeternam dona eis, Domine”, empezó a rezar el Te
Deum”
137
.
137
Sum Ap, p. 390.
66
Todos los que estuvieron presentes a la muerte de la sierva de Dios,
concordemente dicen que su rostro en el momento de morir tomó una
expresión semejante a la de Cristo
138
.
Se procedió después a amortajarla, cosa que hicieron con mucho
respeto las religiosas de la Cruz. Se le puso el hábito de religiosa de la
Cruz y se le colocó sobre su cama; eran como las 2 de la mañana, pues
ella murió entrados los primeros minutos del día 3 de marzo de 1937.
Desde el amanecer empezaron a desfilar ante los restos de la sierva
de Dios multitud de personas. Su hijo Francisco se encargó del entierro.
M. Ma. Guadalupe Labarthe Cabrera dice: “Cuando ella murió, ellos
consiguieron una caja, así lo expresa Pancho, lo más fuerte posible.
Aunque ella había pedido que fuera la más pobre, no quisieron de ninguna
manera, sino consiguieron la mejor, tanto por el cariño de hijos como por
lo que les había dicho el médico, de que aquello iba a ser una
descomposición muy grande. Entonces decidieron no volver a abrir la
caja, pero era tal la afluencia de gente que llegaba, que quería tocar
rosarios, verla, que decidieron en un momento determinado abrir la caja;
ya habían pasado varias horas y ningún mal olor; al contrario, algunas
personas dicen que hasta había un olor agradable. Entonces ya la
abrieron durante todo el tiempo que estuvo el cadáver antes de ser
sepultado”
139
.
Y continúa:
Días antes Nacho le había dicho a su mamá que dónde
quería que la enterraran y ella le contestó que por supuesto en la cripta
de las Madres. Y ella también, días antes, les había dicho a las hermanas
que llevaran un hábito para que la enterraran con un hábito de las
religiosas de la Cruz. Desde el año de 1912 había hecho sus votos por
concesión de San Pío X, como religiosa de la Cruz, válidos a la hora de su
muerte; después que murió, sus hijos, sabiendo esto, salieron para que las
hermanas la vistieran con el hábito de las religiosas de la Cruz
140
.
Cuando ella murió el padre Félix les escribió a sus hermanos de
Roma, misioneros del Espíritu Santo:
Hoy murió nuestra Madre. Esta
mañana a las 12:23 minutos, después de 3 ó 4 días de mortal agonía,
murió muy santamente nuestra Madre. Hemos asistido llenos de
edificación a los últimos días de esta terrible agonía y nos despedimos
138
Sum Ord, p. 19.
139
Sum Ap, p. 263.
140
Sum Ap, p. 269.
67
anoche entre 9 y 10. Es día de duelo y de gloria. Tenemos ya una gran
protectora en el cielo
141
.
A la hora del entierro, del día 4, muchísima gente acompañando el
cortejo fúnebre, pasó por la Casa de las religiosas de la Cruz para que,
aunque fuera desde las ventanas, la vieran pasar. Iban unos 150 coches
particulares y dos camiones de la agencia funeraria. Al llegar a la capilla
del panteón español, se rezó un responso y los misioneros del Espíritu
Santo cargaron la caja hasta la cripta de las religiosas de la Cruz. Al llegar
a la cripta no podían poner la caja en la fosa que le habían designado, del
número 3 y tuvieron que ponerla en la número 1. Allí permaneció hasta
mayo de 1974. Hubo que cambiar sus restos por estar poco accesibles, a la
gente que quería visitarla y la trasladaron a la cripta del Altillo, donde
están los misioneros del Espíritu Santo, y allí está en la actualidad.
Cuando la enterraron en 1937 una de las cronistas de la Congregación
anotó que una mujer que, con gran escándalo, había renegado de la fe
católica y se había cambiado de religión, se conmovió a la vista del
cadáver, se convirtió, se confesó, comulgó y, a partir de entonces, tuvo una
vida muy cristiana.
Milagros después de su muerte
El señor R.V. había sufrido una embolia cerebral de la que fue
operado, pero quedó sin movimiento. Se le puso una reliquia de la sierva
de Dios debajo de su almohada y después se la pasó por el brazo y la
pierna paralizada. Al día siguiente sintió deseos de levantarse, lo intentó y
pudo hacerlo con ayuda de su padre. Mes y medio más tarde había
reanudado su vida normal
142
.
Graciela de Madero declaró:
Otro favor de este tipo es el de Ma.
Luisa Cano de Fernández Arche, hermana de mi sobrino político, Raúl
Cano, ayudó mucho a las Obras de la Cruz. Esta señora estaba casada y
estaba embarazada de tres o cuatro meses, y resulta que tenía un tumor en
el ovario y tenía muchas molestias, y la llevaron a ver a un doctor español
141
Sum Ap, p. 268.
142
Documenti p. 344.
68
que acababa de llegar y le diagnosticó que tenía aquel tumor en el ovario
y que era necesario operarla, a pesar del embarazo. Ya estaba fijada la
fecha de la operación, pero se enferma el doctor de gripe, la posponen: y
mientras, el padre Tomás se pone a decirle misas a nuestro Señor,
pidiendo por intercesión de Conchita la curación de la señora. Se alivia el
doctor Otero, va la señora a verlo para fijar el día de la operación y el
doctor, serio, la estaba auscultando, y el esposo de ella le decía: “¿Qué
pasa, doctor?”. Dice: “No hay nada, se siente como si hubieran
arrancado el tumor, no hay restos de nada”. La señora siguió
perfectamente bien, su embarazo siguió, era un par de gemelitos, nacieron
perfectos. Eso me consta
143
.
María Guadalupe Labarthe certifica:
Hace poco atendí a una familia
que venía de Saltillo: el señor estaba desahuciado con un cáncer maligno;
ya en Houston le habían dicho que no había más que hacer, andaba en
silla de ruedas; todos los fieles del santuario de Guadalupe de Saltillo,
que atienden los misioneros del Espíritu Santo, estuvieron pidiendo al
Señor su curación por intercesión de la sierva de Dios y él se reincorporó
totalmente a su vida normal y entonces, en la primera oportunidad que
tuvo, vino con toda su familia a darle gracias a la sierva de Dios.
También Bela Armida, hija de Nacho, de la que he sido compañera
desde que estábamos en el colegio, poco tiempo después de muerta la
sierva de Dios, se enfermó, cuando hubo una epidemia aquí en México de
parálisis infantil. Entonces la atendía el doctor Sotres, que era el médico
de la familia, y diagnosticó parálisis infantil y que no había qué hacer,
porque estaba avanzado. Entonces su mamá, la nuera de nuestra Madre,
que la quería tanto, Isabel Morán de Armida, con mucha fe cogió una
prenda de ropa de la sierva de Dios y se la puso a la niña e invocó a
muestro Señor para que por intercesión de la sierva de Dios le concediera
la salud a su hija, y, cuando llegó el doctor, la niña no tenía nada. Eso
también está en nuestro archivo. Yo se lo oí contar a Bela, a mi tío Nacho
y a la M. Ma. Teresa Morán, hermana de la esposa de Nacho. Eso no fue
en el sepulcro, fue en su casa
144
.
La hermana María de la Luz García declaró que,
estando en Orizaba
la señora Ligia García de Fougerat, esposa del presidente municipal, que
tendría 35 ó 40 años, recibió una estampita de la sierva de Dios con la
oración. Entonces ella tenía a una niña de dos años muriéndose,
desahuciada. La habían traído a México y nadie le atinaba lo que tenía:
143
Sum Ap, p. 302.
144
Sum Ap, p. 278.
69
una calentura muy alta y la niña ya estaba a punto de morir; entonces
dice que, al arreglar un ropero, se le cayó la estampita. No se acuerda ni
quién se la dio; entonces la vio y la leyó y dijo: “Esta señora que fue
madre de familia, que fue tan piadosa, debe saber mi pena”, y le pidió con
mucho fervor y le puso la estampita a la niña; eso fue en la noche, y se
acostó y dice que vio que la niña se pacificó y al día siguiente ella se
durmió un rato, y al despertar dijo: “Yo creo que ya esta criatura se
murió, porque ya no se queja, ya no respira, está rara”; la fue a despertar
y la niña estaba perfectamente, le puso el termómetro y ya no tenía nada
de calentura, después de haberla tenido altísima, y luego le pidió
alimento, y entonces la llevó al médico, porque había estado en el
hospital, pero no quiso dejarla. El doctor le dijo: “Su niña está
completamente sana, poco a poco se va a ir recuperando, quién sabe qué
habrá pasado”. Desde entonces esa señora tiene mucha fe y devoción a
nuestra Madre
145
.
Reflexiones
Desde muy niña y, especialmente desde los seis años, cuando vio al
Niño Jesús, tuvo siempre un deseo muy grande de amar a Jesús y le
hablaba constantemente. Era para ella como un amigo cercano. Su deseo
de orar y hablar con Jesús iba de la mano con su deseo de hacer penitencia
para agradarle y ofrecerle flores de amor. Ella misma dice:
Fui creciendo y
también por beneficio de Dios ese espíritu de penitencia en mí.
Cilicios,
disciplinas, espinas, vestidos de jerga y aun de ixtle; ayunos, dar a los
pobres el alimento, etc. Todo esto, y otras cosas más, formaban mi delicia
146
.
A los 18 años supo que para hacer penitencias debía pedir permiso a
su confesor. Así lo hizo, pero el confesor le prohibió usar cilicios. Sin
embargo, ella tenía un gran deseo de agradar a Jesús y ganarle almas. Jesús
le había dicho claramente:
Tu misión es salvar almas
147
.
145
Sum Ap, p. 366.
146
Vida I, 16-17.
147
Vida I, 159-160.
70
Conchita era muy amorosa. Sus nietos le llamaban Mane, Conce o
Conchita. A su nieta Teresita le decía:
La última mirada del día debe ser
para Jesús crucificado.
Ella tenía un Cristo de tamaño natural en la
cabecera. En 1914 el Papa Pío X le había concedido la gracia de poder
tener en el oratorio de su casa al Santísimo Sacramento y allí se pasaba
horas ante Jesús Eucaristía. Allí oía misa todos los días a las 7 a.m. y los
domingos a las 8 a.m.
Ella se sentía madre de todos los hombres y, en particular, de los
sacerdotes. Un día le decía al Señor:
Señor, quiero ser madre de millones
de almas que te den gloria, madre de sacerdotes santos... Quiero llevar en
el corazón al Santo Padre con todo el peso de la Iglesia amada, a los
cardenales, arzobispos, obispos, párrocos, sacerdotes y aun seminaristas
con sus vacilantes y combatidas vocaciones... Seré feliz en poderte servir
en lo que más amas: tus sacerdotes
148
.
Al Espíritu Santo lo quería mucho y lo llamaba
palomita amadísima.
Desde que recibió la gracia de la Encarnación mística en 1906, su
devoción a las tres divinas personas se hizo más intensa. Su principal amor
era Jesús crucificado y Jesús Eucaristía. Muchas veces miraba su crucifijo
y conversaba con él con toda confianza.
El año 1891
compró un crucifijo grande, pero sin cruz, para ser ella
la cruz de Jesús. Ese año 1891 vio a Jesús que se le acercaba y le ponía la
mano en el corazón y le decía:
Llámame esposo
. Y ella un día, al poco
tiempo, en la oración de la noche, se ofreció a Jesús por esposa. Fue un día
inolvidable. Ella escribió:
¡Esposa de Jesús! ¿Puede haber mayor dicha?
¡Cuánta ternura Dios mío! Sólo el amor puede hacer tamaños prodigios...
Hoy en mi comunión en medio de los ángeles y santos, testigo la santísima
Virgen, renové mi ofrecimiento con todas las fuerzas de mi alma... Ya sé lo
que significa ser tu esposa: tener una misma voluntad, ayudarte con la
cruz. Pues yo la acepto
149
.
En otra ocasión tocaban el piano y, al oírlo, le dice a Jesús:
“Oye, mi
Jesús, qué bonita música, recíbela”. Jesús le respondió: “A mí no hay
música que me deleite tanto como estas palabras de un alma pura y
crucificada: “Te amo”. Me agrada esto más que la música de los ángeles,
para oírla vine al mundo, para escucharla derramé mi sangre en la cruz.
Dímelas tú siempre, a cada instante si puedes, y que se me repita en los
Oasis
150
.
148
Sum Ap, pp. 35-38.
149
Autobiografía IV.
150
CC 6, 67-68.
71
Y ella decía como resumiendo su vida entera:
Tres clases de vida he
llevado con criados, costuras y familias y sociedad: de luchas y penas,
desolaciones y desamparos, favores y gracias; de Oasis y Apostolado, y
vocaciones y sacerdotes y obispos y arzobispos, y de correspondencia
epistolar y guerras y partidos; de crueles ingratitudes, de vergüenzas y de
triunfos, de martirios ignorados y de lágrimas sin fin. No lo sé; o sí lo sé:
Jesús y María son los que me han ayudado a llevarlas con todo el peso de
sus innumerables cruces.: la de familia con todos sus trabajos y
consecuencias, que no han sido pocas entre ser madre y esposa; la del
espíritu, particular, que ha sido muy laboriosa y llena de favores y
martirios y la de las Obras que, desde que el Señor me las inició, cargo su
peso, aumentando a medida de su desarrollo.
Jesús y María han sido mis cirineos; y en las terribles luchas, y en
las multiplicadas borrascas, y en los mares de amargura, y en las mil
negras noches de mi espíritu, ellos han sido mi faro... ellos el piloto que
me ha sacado a flote, sin dejar que me ahogue, ni entre las olas de la
persecución, ni entre los torrentes de miserias y del dolor que he bebido a
grandes tragos. ¡Oh, qué bondades del Señor! Él ha llevado a cabo sus
designios, contra todo viento y marea y yo sólo puedo ver y adorar esa
providencia, ese poder, ese amor sobrenatural y divino
151
.
Conclusión
Después de haber leído detenidamente la vida de la sierva de Dios
Concepción Cabrera de Armida, podemos elevar los ojos al cielo y decir:
Gracias. Señor, por haber establecido en el mundo tantas Obras por su
medio y habernos hecho entender el valor redentor de la cruz.
Conchita
nos enseña con su vida de esposa y de madre que no es necesario entrar a
un convento para ser santos. Que también nos podemos santificar en medio
del mundo y que Dios a todos sin excepción les da su gracia para ser
santos.
Estas son las maravillas de Dios, que una mujer casada y madre,
cumpliendo sus obligaciones familiares normales, pueda elevarse a las más
151
Vida II, 309-312.
72
grandes alturas de la santidad. Dios es maravilloso en sus santos. Y cada
uno de ellos tiene su característica particular. El tono peculiar de
Concepción fue su amor a Cristo crucificado y al Espíritu Santo.
Las Obras de la Cruz que ella inspiró o fundó siguen haciéndola
presente en el mundo por medio de sus seguidores, a quienes transmitió el
carisma de la Cruz.
Por todo ello podemos alabar a Dios y decirle con sinceridad:
Gracias, Señor, por la vida de Concepción Cabrera de Armida, una santa
para nuestros días, que dejó en el mundo varias Obras, no solo para
religiosos y religiosas o sacerdotes, sino para todos.
Los laicos también
pueden vivir su carisma.
Que Dios los bendiga por medio de María. Y no se olviden que un
ángel bueno siempre los acompaña.
Tu hermano y amigo del Perú.
P. Ángel Peña O.A.R.
Agustino recoleto
* * * * * * * *
Pueden leer todos los libros del autor en
www.libroscatolicos.org
73
Bibliografía
Beatificationis et canonizationis servae Dei Mariae Conceptione Cabrera,
vid. Armida, Positio super virtutibus
, vol I, Roma.
Cabrera de Armida Concepción,
A mis sacerdotes
, México, cuarta edición,
1979.
Cabrera de Armida Concepción,
Cuenta de conciencia
en 65 volúmenes.
Esquerda Bifet Juan,
El sacerdocio de Cristo y el sacerdocio ministerial
en la vivencia y mensaje de Concepción Cabrera de Armida
, Ed. Cimiento,
México D.F., 1991.
M. Philipon,
Diario espiritual de una madre de familia, Concepción
Cabrera de Armida
, Bilbao, Desclée, 1987.
Padilla J.M.,
Concepción Cabrera de Armida
, dos tomos, México, 1982.
Pueden leerse todas las obras de Concepción Cabrera de Armida para
conocer y vivir mejor su carisma

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