sábado, 19 de fevereiro de 2022

Capítulo 2 Apocalipse Valtorta

CAPITULO II: 

El Apocalipsis es ciertamente un libro de revelaciOn. Y si bien el pone fin a la gran RevelaciOn, es, a su vez, un libro profetico. Revelacion y profecia proceden ambas de Dios, ya que Dios tan solo las inspira y unicamente Dios las puede inspirar porque, al ser la Verdad, El exclusivamente la conoce; como igualmente conoce los acontecimientos futuros por ser el Eterno, el Omnisciente y Omnipo-tente. La profecia es como una proyeccion de los hechos futuros, vistos tan solo por Dios y alumbrados por El a los que viven envueltos en las nieblas de .su temporal presente. Para hacerles entender a los grandes analfabetos de la religion —y son tantos, tantos, aun entre quienes cifran su catolicismo en recibir los Sacramentos, en cumplir con el precepto festivo, tomar parte en las procesiones y acudir, si, tambien esto, a las predicaciones, mientras no saben responder, si se les pregunta, a muchisimas cosas, al significado de algunas palabras y una de ellas es la palabra «profecia y profetas»; y la otra es la de «apostol» y otras mas; y confunden, porque lo ignoran, que es cosa buena y cosa de luz con lo que no es cosa buena o carente de luz—para hacer entender a estos analfabetos de la religion que cosa es la revelaciOn y que la profecia y otras cosas mas, para explicar la Uni-dad y Trinidad de Dios se ha recurrido al ejemplo de las tres caras de un poliedro, otro tanto se puede recurrir ahora al ejemplo, y tal vez con el lo entiendan, de una proyeccion de hechos que cierta-mente han de suceder pero que aun no son, hechos que tan solo una Mente los sabe, una Pupila los ye y una Palabra los puede explicar. El hombre, a lo largo de los siglos, ha llevado a cabo multitud de inventos y descrubrimientos, unos buenos, otros malos y otros mas que habrian podido ser buenos de haber servido para la formacion, instruccion y hasta elevacion humanas, pero que, por el contrario, no han resultado buenos por haber servido para excitar los bajos apetitos de la parte inferior, corromper el entendimiento y, en definitiva, danar el alma. Una de estas cosas que habrian podido ser buenas pero que no lo han sido por haber servido para ilustrar el vicio, el delito y el pecado: es la cinematografia, y otra, la imprenta. Mas para aclarar nuestra idea nos sirve la primera. La cinematografia, con sus filmes, puede ilustrar hechos y perso-najes del pasado mas o menos histhricamente bien, dado que el hom-bre raramente hace las cosas bien y mas raramente las hace confor-me a la verdad de las cosas. Mas, de cualquier manera, por medio de este invento, es posible mostrar a los vivientes personas, aconteci-mientos, usos y costumbres de siglos y atin de milenios pasados. El film va desarrollandose y el hombre lo contempla. Dios toma a un hombre —profeta o inspirado por El, mas cierta-mente por El elegido para ese fin— y a los ojos u oidos espirituales del mismo ilumina o dice acontecimientos pasados de los que, bien por el paso de los siglos, por alteraciOn involuntaria facil de produ-cirse en la revelacion verbal o por alteracion voluntaria motivada por cismas religiosos,' herejias e investigaciones cientificas desprovistas de sabiduria religiosa, se altera la verdad. Con todo, ilumina y revela hechos futuros que en su eterno presente tan solo El conoce. Ellos ven y perciben cual si para ellos pasase un film sonoro. Y Dios les encarga que manifiesten cuanto les revela haciendose para ello mano que escriba o boca que diga cuanto Dios se complace en revelar. Este simil —por mas que Jests se sirva de ejemplos para hacer entender a sus seguidores las lecciones— hard comprender a muchos que es la profecia y que los profetas, que un .inspirado o vidente y como cuando ellos no digan cosas que pugnan con la Fe . y la Gran RevelaciOn, debe creerseles que manifiestan cuanto conviene saber para deambular por caminos seguros. Habra a quienes las profecias les parezcan cosas, no solo incom-prensibles por excesivamente oscuras, sino ya pasadas, al hablar de hechos ocurridos hace siglos. Si, muchas de las cosas expresadas en ellas acaecieron y no se repetirdn; mas otras muchas se repetiran como se. han ido repitiendo cuantas veces la humanidad retorno a las condiciones en que se die) la profecia. Asi, mientras no se ha de re-petir la encarnacion del Verbo ni la fundacion de la Iglesia, dado que la Iglesia fundada por Jestis, su Pontifice y Cabeza eternos, no puede perecer por su promesa divina, no habiendo por tanto necesidad de fundar otra nueva, otro tanto es cierto que se repetiran, como ya se repitieron, los castigos permitidos por Dios consecuentes a la abominacion introducida en el lugar sagrado y a las injusticias huma-nas. Como lo sera ilgualmente por otras muchas cosas. La humanidad, como tuvo ciclos alternos de- justicia y de injusti-cia, de fe real y de fe tinicamente externa —«la letra y no el espi-ritu de la fe»— o simplemente de falta de fe para las cinco decimas partes de la poblacion mundial, tiene asimismo ciclos alternos de cas-tigos y de perdones, padecidos unos y obtenidos otros, sin que ello le haga ser mejor. Y las profecias, al ser dadas por quien ye «el Tiem-po» sin limitacion en el mismo sirven en muchos casos de luz y de guia, de voz de verdad y de consejo de misericordia para todo tiempo. El Apocalipsis, profecia del Apostol de la Luz y de la Caridad, ilumina, y lo hace mediante la Caridad, los tiempos, todos los tiem-pos, hasta el ultimo tiempo. Han pasado diecinueve siglos desde que Juan tuvo la revelacion llamada «Apocalipsis», cuyo periodo de cum-plimiento, tan solo comparandolo 'con la eternidad, podia ser tenido por «cercano». Mas si el tiempo de espera, medido conforme al tiempo terrestre, ha sido y es largo, en lo que al estado de las siete iglesias se Jefiere, es ahora actual como lo fue entonces. Juan, al ver las siete iglesias de entonces, las siete luces mas o menos luminosas de entonces, no solo vio aquellas, mas tambien las demas iglesias que habrian de formarse a trues de los siglos, como asimismo antevio lo que acaecio y lo que habria de acaecer en la Tierra, en el Cielo y en los infiernos. Via: las luces de santidad, las sombras de injusticia, el crecer de la humanidad, o mejor dicho, de la materialidad; el llamear de la ca-ridad y de la sabiduria nutrida por ella elevandose al Cielo. Y el hu-mear neblinoso de la ciencia privada de sabiduria que se arrastra por la tierra cuando el hombre trata de explicarse a si mismo tantas otras cosas de la creacion con su solo saber. El humear nauseabundo de las lujurias del yo, de todas las lujurias. El humear culpable de los egoismos y de las ferocidades. Humo, humo, nada mas que hu-mo, humo nocivo que se expande por la tierra, que se insimia, que contamina, que envenena y que mata. Que mata las cosas «mejores» en el sentido que Dios atribuye a esta palabra y que nosotros expre-samos diciendo: las cosa mas «bellas». Las tres y las cuatro virtudes, las relaciones sociales, las conciencias, las inteligencias, la paz fami-liar... Todas las cosas que el humo, que se produce endonde no hay pojando hasta casi desprenderse de ella, llegando a saber privarse de la misma vida para conseguir la Vida eterna. Y una vez confirmados en la Fe, en la Esperanza y en la Caridad, confirmados en la Gra-cia y en la Sabiduria, en la Piedad, Fortaleza, Santo Temor de Dios, en todos los doves del Paraclito, Ilegaron a ser otros tantos «maes-tros» y «fundadores», no de una nueva doctrina y de nuevas iglesias, porque una es la doctrina y una la Iglesia perfecta, sino «de la doc-trina y de la Iglesia» entre nuevas gentes y nuevas regiones. Han transcurrido 20 siglos, nuevos apostoles han sucedido a los primeros, nuevas iglesias a aquellas otras iglesias en nuevas zonas de la Tierra. El trabajo apostolico no se ha interrumpido ni paralizado por mas que, por culpa de los hombres, aun progresando, retrocede en amplitud de dominio y no solo en esto. Continuacion del trabajo, propagacion del Evangelio, dilatacion de Cuerpo Mistico, son verda-des innegables, consecuencias lOgicas del hecho de que Jesus alimenta a su Iglesia, la guia, la estimula, y Jesus es eterno, poderoso y santo. Su Santidad desciende y circula _por todo el Cuerpo, su poder transmite fuerzas misteriosas a sus siervos y su eternidad impide el que la Iglesia muera. Mas por culpa y malquerer de los hombres, mientras progresa y se extiende desde hace 20 siglos por nuevas tierras, se detiene, retro-cede y hasta muere en otras. ZPecado de estos tiempos tinicamente? No, antes de todos mas o menos total y profundamente, mientras se dieron desviaciones, detenciones, separaciones, e incluso «muertes» en los sarmientos que constituyen toda la mistica vid que fueron de na-turaleza diversa y que, segtin fueron pasando los siglos, mas graves fueron las desviaciones y defecciones de los sarmientos de la Vid. Ahora es el tiempo de la Negacion. Mas Juan via todas estas cosas. Las antevio. Las vio en las siete iglesias de entonces. Las antevio en las iglesias de ahora, de las que las siete iglesias de entonces fueron no solo verdad sino figura. Ante-vio asimismo el actual horror: el de la Negacion en tantos lugares y tantos espiritus. Y antevio por ultimo el extremo horror: el tiempo del Anticristo. Todo lo vio a traves de la primera vision. La Ultima consecuen-cia es fruto de la primera que se repite por ciclos de edades cada vez en mayor proporciOn conforme va creciendo la Iglesia. Incluso esto es dolorosamente logico que asi ocurra. Porque Cristo es tanto mas odiado y combatido por el Anticristo cuanto mas se afirma y triunfa en los santos. ZQue el Cuerpo mistico vence en sus batallas? Pues el Anticristo aumenta su poder y asesta sus golpes mas atroces. ZQue Cristo quiere triunfar, como es justo que asi sea?, pues bien, el Anticristo quiere igualmente triunfar y su violencia aumenta en la medida. que Cristo triunfa para vencerle y abatirle. i0h, no to podra! ya que Cristo es el Vencedor; pero le espera y lo intenta. Y, no pu-diendo aonseguir una victoria colectiva sobre todo el pueblo de Dios, se cobra sus victorias individuales o nacionales extraviando inteligen-cias, poseyendo espiritus y arrancando pueblos a la Iglesia. Las siete iglesias. Poco tiempo hacia que habian sido fundadas y precisamente por aquellos que habian sido mandados a fundarlas di-rectamente por Dios: «Id a ensetiar a todas las gentes» (Mateo 28, 19) despues de que, como por divina promesa, recibieron el Espiritu Santo que «habria de recordarles todas las cocas y ensenarles toda verdad» (Juan 14,26) de manera que la comprendiesen, o sea, capa-citandoles para entender las cosa mas altas y asi, «revestidos con el poder de lo alto» (Lucas 24,19) fuesen capaces de ser los fundadores de algo tan excelso como es el Reino de Dios entre los hombres. Y eso no obstante, la imperfeccion y aun mas que imperfeccion, habiase incubado en muchos de ellos, porque el Adversario o Anticristo es-taba ya espiritualmente en acto y trabajaba en corromper y destruir las fortalezas espirituales del Reino de Dios. Crear discordias entre los miembros, insinuar sutiles herejias, suscitar necias soberbias, acon-sejar viles compromisos entre la conciencia y la ley de la came; las restricciones mentales tan odiosas a Dios cuyo lenguaje es:«si, si; no, no» y tal quiere que to sea tambien de sus hijos y sus fieles; enfriar la caridad, aumentar el amor a la existencia terrena, a las riquezas y honores materiales. He aqui la labor del • Adversarip, incansable en su tarea de inten-tar vencer a Dios y destruir cuanto El creel aprovechandose de todo lo que le puede ayudar, auxiliado por los mismos hombres, bien por propia imperfeccion o por reacciones injustas de los miembros mas fuertes contra los mas Cuanto es conveniente decir ya esta dicho. El faltar a la justicia y a la caridad que son como miel que atrae las almas a la mistica colmena y las mantiene fieles, provoca reacciones en los miembros heridos: de dolor, escandalo y hasta de desconfianza y separacion. La Iglesia fue fundada por la Caridad y caridad perfecta es lo que debiera darse siempre en ella. La Iglesia se halla alimentada por la Caridad y caridad perfecta es lo que ella debiera suministrar a todos sus miembros, sobre todo a los mas pequerlos y &biles a fin de alimentarlos y mantenerlos vivos. La Iglesia recibi6 el mandato de ensetiar la caridad. Mas iay si la ensetianza se circunscribe a la letra en vez de practicarla en su espiritu! Vivir en la caridad para hacer vivir a los corderos en la mis-ma . Este es el deber de los pastores. Porque si los corderos ven que la caridad es dejada a an lado por los pastores —y ay del cordero que no presta un reverencial amor llevado hasta la renuncia de la li-bertad de juicio y de la libertad de accion en las cosas buenas que el mismo Dios dejo al hombre (y hasta El deja completa libertad mitandose a decir lo que es bueno y lo que no lo es)— al tiempo que los pastores les niegan esa caridad a los corderos, Zque sucede? Que por un corazOn que no se abre a las infinitas necesidades de las almas —hablo de los corazones pastorales— las almas se vuelven en otra direcciOn yendo a Hamar a otras puertas que se abren a las ne-cesidades materiales dando pan, vestido, medicinas, consejos, ayudas para encontrar trabajo, para no ser echados de casa por el rico duro de corazOn;pero ique arrancan la religiOn y la justicia de los corazo-nes. Porque esto es lo que sucede y asi, por un pan, vestido, un techo y una ayuda para restablecer la justicia a favor de un perse-guido, un alma o mas almas dejan el redil, los pastos, el camino de Dios y van a otros pastos y por otros caminos, materiales los prime-ros y anticristianos los segundos. En el secular desarrollo de la mistica Vid han llegado a produ-cirse desgajes hasta de sarmientos principales. Muchas han sido las causas que los motivaron y no todas debidas a espontaneas rebelio-nes de los miembros sino mas bien a rebeliones provocadas por un rigorismo sin caridad y sin justicia que obliga a los demas a Ilevar los pesos que ellos no soportan. Por esto conocio Israel guerras in-testinas y cismas. Por esto el pueblo Llano fue el que siguio a Cristo y por esto, aun hoy dia, hay miembros que se separan o, cuando menos, quedan perplejos o sufren escandalo. Si observamos las siete iglesias de entonces tal como las via Juan y las oyo juzgar por el Juez eterno, veremos en ellas ya en acci6n cuanto despues, y en forma cada vez mas amplia, sucedio y aparece en acciOn en las iglesias o religiones, «cristianas» de nombre aunque no cristiano-catolicas. Las ilgesias separadas. Se han dado una constitucion humana conservando de la verdadera Iglesia unicamente lo que les apetecia conservar para ser tenidas por «cristianas». Mas ser cristianos no quiere decir tan sOlo rogar a Cristo, predicarle de cualquier manera ni ser mas rigoristas que los verdaderos catOlicos en ciertas cosas. Rogar a Dios, predicar a Dios y ser rigidos en el servicio. formalistico de Dios, lo hacian tambidn los, sacerdotes, escribas y fariseos del tiempo en que Jestis estuvo entre los hombres. Eso, sin embargo, salvo raras excepciones, no les hizo «cristianos» sino mas Bien anticristianos. Ser cristianos quiere decir formar parte del Cuerpo mistico perte-neciendo como catOlicos a la Iglesia de Roma y a Cristo con un vivir de acuerdo con lo que El ensefio y ordenO que se viviese. De otra suerte no se es de verdad cristiano ni tampoco catolico por el mero hecho de haber recibido el Bautismo y los demas sacramentos segun el rito de la Iglesia de Roma. Como tampoco se es, aunque no se haya caido ni permanecido en culpa grave ni se haya llegado a renegar de la Fe, formando parte de sectas condenadas por la Iglesia o perteneciendo a partidos politicos ciertamente condenados por ser en justicia condenables; no se es verdadero catolico ni cristiano de hecho cuando no se vive la vida cristiana ni se honra a Dios con culto interno vivo y continuo hasta en la intimidad de la casa, pre-sente siempre hasta en el trabajo intelectual o manual que se ha de desarrollar, activo siempre hasta en las relaciones sociales que he-mos de mantener de continuo con todos nuestros projimos mas o menos ligados a nosotros por lazos de sangre o relaciones so-ciales. No se es catolico verdadero ni cristiano de hecho cuando tan sOlo se practica un culto extern y formal para ser alabados o un culto interno para no ser tildados de ridiculos como santurrones o tener tal vez que sufrir un dab° material. No se es catolico verdadero ni cristiano practfco cuando no se procura cultivar lo mas perfecta-mente las virtudes llevandolas hasta el heroismo si fuera preciso; cuando no se pone en practica lo que se llama «el coronamiento de la ley que es la caridad», de la que son otras tantas ramas las obras de misericordia; cuando no se tiene interds alguno en desprenderse de un habito vicioso que es causa de pecado; cuando se peca contra el Espiritu Santo dudando de la Misericordia divina que perdona al que se arrepiente; presumiendo de poder salvarse por si mismos despre-ciando o negando las verdades luminosas de la Fe, no solo las pri-meras y principales sino todo cuanto se contiene en el Credo y se halla definido por dogmas antiguos y recientes, dando pabulo a la en-vidia contra los justos, permaneciendo obstinadamente pecadores e impenitentes; cuando se datia al projimo en su vida o aunque solo sea en su salud corporal o en el honor; cuando se conculca el orden natural realizando actos abominables que los propios animates no lie-van a cabo con plena culpa por carecer de razon y de conciencia; oprimiendo a los pobres, practicando la usura con una ganancia ili-cita;• explotando mas de lo debido al trabajador al que se le niega una justa recompensa. Al vivir asi, se hacen merecedores de los juicios severos de Jestis a los escribas, fariseos y mercaderes del Templo. iQue bien estaria que en el Evangelio —que debiera ser el libro que diariamente leye-sen todos los cristianos, frase por frase, meditando aquellas verdades que dan la Vida— se leyesen, releyesen y meditasen muy frecuente-mente aquellos puntos en los que Jesus expone donde se encuentra la verdadera vida religiosa y d6nde la apariencia o la ficcion de la misma! Y examinarse a si mismos parangonandose con el fariseo y el publicano, con el fariseo y la pecadora, con el levita y el buen sa-maritano, con los ricos que echaban del sobrante de sus riquezas en el gazofilacio y la viuda que echaba «todo to que tenia para vivir» y ver a que categoria pertenece cada cual. Y si ye que pertenece a la categoria de los que tan solo tienen un culto exterior, arrepentirse cambiando a verdaderos discipulos del Maestro, a verdaderos hijos de Dios y hermanos de Cristo, o sea, cristianos de nombre y de hecho. Porque, de otra suerte, tendran el nom_bre de cristianos, pero sin ser sarmientos alimentados por El. Serail sarmientos desgajados que, si bien no estan secos del todo porque una tendencia natural al Bien les hace obrar como justos, son no abstante ramas que, soberbia-mente, se han vuelto a plantar a si mismas, haciendose con ello plantas independientes que dan agraces en lugar de uva buena. Para volver a ser tales deben ser de nuevo injertadas a la verdadera Vid, a la tinica Vid verdadera que hace que los sarmientos den frutos co-piosos y santos. Esto es de aplicacion, tanto para cada uno de los sarmientos in-dividuates como para los que, conjuntamente, forman una vid apar-te, est°, es iglesias separadas, las cuales, por estar separadas y haberse dado una constitution suya propia, ideada por su fundador —un hom-bre y no un Hombre-Dios— no pueden disponer de esa totalidad de vida espiritual que tan solo el pertenecer al Cuerpo mistico mantiene y que preserva de separaciones cada vez mayores, no solo del Cuer-po en si, mas tambien de la Verdad y de la Luz que hacen seguro el. camino que de la Iglesia terrena conduce a la celestial. Y que el hecho de no pertenecer al Cuerpo mistico produzca de-caimiento hasta en la justicia, se ye hoy mas claro que nunca. La separaciOn se hace mas profunda porque algunas iglesias separadas no solo se limitan a no tributar obsequio y obediencia al Supremo Pastor; no solo se permiten elevar sus protestas cuando el Pontifice habla iluminado por Dios definiendo nuevas verdades; asegurando querer servir a Cristo, no solo le arrebatan o tratan de arrebatarle las criaturas que le pertenecen, que son de su Redil y que ellos, los se-parados, pretenden llevarselas para ellos a otros pastos endonde no todo y, en particular, la parte principal no es buena, sino que, lo que ya es monstruoso, se ponen a celebrar a la Bestia y al Anticristo aprobando sus ideologias. Mas tambieti eso esta dicho: «Y toda la tierra seguia maravillada a la bestia» (Apocalipsis 13,3), por mas que este claro como ella, por obedecer al dragon que le otorga todo poder, «haga la guerra a los santos y los venza (materialmente)» (Apocalipsis 13,7). Guerra a los santos, es decir, a cuantos permanecen fieles, amando a la Mujer que fue tabernaculo de Dios y su Alabanza4sempiterna, Imagen y semejanza per-fectas de Dios; pero no cual lo somos nosotros desde que la funesta heren-cia de Adan desfigura y debilito en nosotros la semejanza divina; ni como eran Adan y Eva incluso antes de la culpa: dos inocentes, dos hijos de Dios con los que el Creador mantenia coloquios cuya verdadera forma es un misterio, pero de los que no cabe dudar (Genesis 1,28-30; 2,16; 3,9-11  13 16 17 18 19  21), dos predestinados a vivir de la bienaventuranza y en la bienaventuranza de la vision de Dios eternamente. No. Maria, mode-lada por la Mano divina para que fuese «molde del Dios encarnado» que era la Imagen perfeetisma del Padre: «Quien me ye a Mi ye tambien a mi Padre» (Juan 14,9); Maria, con la que Dios Uno y Trino mantuvo siempre coloquios como los que se tienen con una verdadera Hija, Esposa y Madre; Maria, que se mantuvo constantemente fija con todas sus faculta-des en su Senor, fue y es un purisimo Espejo en el que se refleja la Imagen de Dios, suprema Belleza y Perfeccion, de donde quien contempla a Maria ve cuanto constituye la indescriptible Belleza que hunde en los abismos de la beatitud a los eternos ciudadanos del Cielo. 

Maria: la criatura henrnana miestra por su nacimiento human. Maria: la criatura divinizada de la que podemos ser hermanos meno-res espirituales solo con que to queramos. Maria: la obra maestra de Dios Creador de los hombres. Maria: la seal, la medida y la forma sensible de cuanto Dios tenia destinado desde siempre dar a los hombres que viven como hijos de Dios. El hombre, imperfecto en creer la resurrecciOn de la carne y la coparaticipaciOn de la carne resucitada en el gozo del espiritu biena-venturado; el hombre que, . por ser incapaz de creer esta verdad o, cuando menos, la pone en duda al no persuadirle de la misma la Re-surreccion de Jesucristo porque dice: «El era Dios y por. eso...» ante la verdad definida de la AsunciOn de Maria en cuerpo y alma a los Cielos, no puede ya dudar. Y tal verdad es para su mente un esti-mulo que le impulsa poderosamente a creer en la resurreccion de la carne y en la coparticipacion de la misma en el gozo eterno del espiritu. Jesus es Aquel que nos revela al Dios Padre. Maria es la que nos revela la suerte feliz de los hijos de Dios. Jestis es el que, como Maestro, nos ensetio a vivir como hijos de Dios. Maria es la que nos ha mostrado practicamente como hay que vivir para ser hijos de Dios. Y los hombres que encuentran dificultad para seguir el Evange-lio y dicen: «Si . El lo podia hacer por ser Dios, igualmente lo • podra cualquier elegido suyo porque Dios-Jesus le otorgara clones especia-les» como se comprueba por la vida y el modo de vivir de Maria desde que abrio sus ojos a la luz —que en Ella, plena de gracia, nunca se di6 aquel estado de nesciencia comUn a todos los nacidos, a los que se declara irresponsables de sus actos antes del use de la razon— pueden persuadirse de que el vivir como hijos de Dios no solo es posible a todos los nacidos de mujer sino tambien a todos los creados por Dios, solo con que ellos quieran vivir como criaturas divinizadas. Y no se oponga a esto la objecion de que «Maria se hallaba in-mune de la Culpa y de los fomes» puesto que tambien Eva lo estaba y era Inocente en un mundo inocente y reina en un mundo que le estaba sometido, Unica criatura superior, acompatiada de su hombre, dotada de inteligencia, de gracia, de ciencia, duefia del universo sen-sible y guiada por la Voz de Dios. Y, con todo, cediO a la primera tentaci6n al paso que innumerables almas, por mas que estuviesen manchadas con la Culpa y muchas criaturas influenciadas por los fomes —esa terrible «ley de la came» que hizo gemir a Pablo, a Agustin y a muchos otros que ahora son santos y santos en el Cielo— no cedieron. Maria, lo mismo que Jesus, nunca en modo alguno peco en cosa alguna, ni siquiera con la lOgica, natural y justa reacciOn de una madre que ye como torturan y matan a su Hijo; ni contra la caridad ni contra ninguna otra virtud. No quiso pecar y no peco. Dios opero ciertamente en Ella de un modo misterioso, de forma que ni la mas leve imperfecci6n —i,que digo?: ni la sombra, ni el gerMen de una imperfecciOn— alterase la pureza y la santidad perfectas de la Toda Hermosa. Mas es igualmente cierto que Maria secundo con todas sus facultades y toda su voluntad la Voluntad que Dios tenia sobre Ella. Dios no hizo de Maria una esclava a la que no le queda otra disyuntiva que obedecer al patron que le manda, sino una Reina, su Reina, a la que le manda como embajador a un arcangel que le transmita el designio de Dios. Designio que se cumple tinicamente cuando Maria dice espontaneamente: «Hagase segun to palabra». El mismo arcangel dio a conocer al sacerdote Zacarias otra ma-ternidad prodigiosa producida fuera de las leyes naturales por la edad de los esposos y la esterilidad de la futura madre. Mas este, con ser sacerdote y encontrarse ocupado. de lleno en sus funciones sacerdo-tales ante el Santo de los Santos, dudO del poder y de la misericor-dia de Dios asi como de la verdad de las palabras angelicas, por lo que fue castigado. He aqui la diferencia entre la justicia y la perfeccion de la justi-cia. En Maria hubo fe y obediencia absolutas por mas que el prodi-gio fuese enormemente mayor. En Zacarias, no. ZPor que esto? Por-que Maria era, si, la Mujer de la que la Palabra del Padre tenia ne-cesidad para tomar Carrie humana; pero era la Mujer que habiase despojado de la humanidad natural, viendose de este modo rica de naturaleza sobrenatural hasta el punto de no tener ya ninguno de esos lazos y obstaculos que impiden o menoscaban las facultades de la criatura para seguir el querer de Dios, el cual pfede sobre un te-rreno y en un yo despojado de cuanto viene a ser obstaculo para las acciones divinas, llevar a cabo las obras mas grandiosas de su Om-nipotencia. «La Tierra seguird a la bestia y hara morir a los santos que no adoran a la bestia de la Tierra» (Apocalipsis, capitulo 13). Esta es la primera de las manifestaciones del Anticristo «de la tierra» porque Mega a Dios, niega todo lo que es de Dios at caer en idolatria hacia todo lo que no es Dios o mas Bien contra Dios; y suprime la ley di-vina sustituyendola por la que no es ni siquiera ley moral natural, in-tentando cancelar incluso su recuerdo en las criaturas y atropellando y matando a cuantos se niegan a ser malvados,descreidos y contra-rios a Dios. Esta es la bestia que devora a los corderos para arrebatar a Dios cuantos mas hijos suyos pueda. Y, con todo, he aqui comp este tiempo contempla el horror de ministros de iglesias separdas que, no obstante su pretension de Ilamarse «cristianas», obsequian con su ad-hesiOn a las palabras y a los quereres de la bestia de la Tierra, a esta monstruosidad que combate a Cristo, prestan veneraciOn a este idolo ideolOgico, corruptor y despiadado, sin que sean constrenidos a ello como aquellos que le son subditos alli donde el reina, sin refle-xionar que, doquiera el reine, ellos tambien se veran antes o despues devorados, torturados y privados de las libertades mas sagradas del individuo libre, hasta incluso de la libertad de pensar. Mas he aqui que Cristo, desde hace 20 siglos, anuncio ya estas desviaciones y sus causas. Aqui hay laboriosidad y paciencia pero «se ha prescindido de la primera de las virtudes que es la caridad y por eso ha llegado a debilitarse, si ya no ha muerto del todo, la vida en Dios porque donde no hay caridad no esta Dios ni hay vida de Dios en la per-sona ni vida de la persona en Dios. Lo que, por el contrario, hay alli es amor a las riquezas de la vida, o sea a la salud y a la vida, mientras que quienes desean servir a Jesucrito no deben amar la vida material ni temer ni huir de las persecuciones antes soportarlas hasta la muerte si preciso fuere, porque asi lo hizo Cristo y porque quien pierde la vida en su servicio la poseera de una manera especial en el Cielo. En otros lugares hay quienes se muestran &biles con los culpa-bles de herejia o de doctrina y vida imperfectas; y esto por no crearse enemigos. No. Cuando en el jardin de la Iglesia militante se yen despuntar plantas malignas, enfermas o que son un mal ejemplo para los demas, no queda sino limpiarlas de sus partes datiadas, in-jertarlas y si rechazan el injerto que las haria buenas,Ilegar hasta saber cortarlas por su base,ya que es preferible que haya una planta menos que no que esta resulte un toxic° para todas. Es mejor ser perseguidos y quedar sin amigos que permitir que los enemigos o los siervos intitiles echen a perder a otras almas o que se aleje Dios al ver que un pastor suyo prefiere la amistad con los cabritos a la suya santisima. En otros lugares hay quienes dan mas credit a los falsos profe-tas, voces impuras que Satands mueve a hablar y la ley de la Iglesia condena validamente para todos aquellos que, siendo catOlicos, escu-chan tales voces satanicas que hablan por medio de mesas parlantes o espiritistas, voces que hablan para engaiiar, seducir, extraviar y ale-jar de la Iglesia. Tan solo los espiritus de luz son veridicos y guias solventes; pero nunca, lo repito: nunca por imposiciOn humana, no precisando de ele-mentos especiales para manifestarse. Dios los manda cuando quiere y a quien quiere. Son los tinicos que dicen la verdad, ya que los otros mienten en todas sus manifestaciones satanicas y Satands se identifica con la Mentira. Cuanto proviene de estas voces per mas que, al pa-recer, sean palabras buenas, se halla siempre contaminado sutilmente de error. Para apartar de la Iglesia, dicen que esta no es necesaria para comunicarse con Dios e insimian teorias falsas sobre la reencar-nacion y un sistema absolutamente falso acerca de la evolucion de las almas a traves de vidas sucesivas y, por Ultimo, sugieren solucio-nes cientificas de la Omnipotencia divina que todo lo creo de fa nada. Pobre ciencia que quiere ser tinicamente «ciencia» y rechaza la Sabiduria! La ciencia puede ser una confirmaciOn de la Sabiduria aunque sin capacidad par Abolirla, Mas endonde llega a abolirla, apaga un ocean() de luz grat a las almas y a las inteligencias humanas. iay de quien apaga esta luz! Su accion seria semejante a la de un tirano enloquecido que, por odio o por delirio, minase o pulveri-zase una Ciudad o un templo. Esto mismo hacen quienes por un ex-cesivo amor a la ciencia o por casi un culto a la misma —mientras que la Sabiduria debe ser amada, escuchada y creida por venir del «Padre de las Luces en el que no hay variacion ni sombra de muta-clan (Santiago el Menor 1,17), el cual es Espiritu de Verdad y de Amor que quiere que nos nutramos de verdad para amar cada vez mas perfectamente y que se yea para conocer, servir y amar me-jor— pulverizan el edificio de la Fe sencilla y candida o, cuando menos, muchas de sus partes: las principales. Ahora bien, una vez desquiciados los cimientos y paredes maestras, ise puede sostener un edificio! No. Y cuando por la sed hu-mana de aparecer como doctos,modernos y progresistas, de conformi-dad con los tiempos, arracan de los cimientos del edificio de la fe las piedras angulares declarando que ya no se amoldan a los tiempos actuales por pueriles, inadmisibles y resultar fabulas inaceptables, Zque sucede ? Que se tambalea sobre manera ocasionando victimas, que, en gran parte, queda convertido en ruinas y deteriorado lo que era luminosamente hermoso, pasando a estar de un modo lobrego y fumuso adornado con unas pobres luces humanas que, con sus caligi-nes, ofuscan las luces celestes y despiertan interrogantes que la cien-cia no descifra y la Sabiduria ya no alcanza a desbaratar, producien-do vacios que nada logra colmar. Es un mundo de fe pura el que se cuartea no logrando la inconsistencia de sus silogismos, deducciones y pesquisas llenar el vacio que se produjo. Impugnar la verdad conocida es un pecado contra el Espiritu Santo y esta dicho que: «el Espiritu Santo que nos educa huye de la ficciOn, se aleja de los pensamientos necios y se retira al sobrevenir la iniquidad» (Sabiduria 1,5). Y zque iniquidad mayor que llegar a la deduccion de que Dios, el Omnipotente, hubo de esperar a esponta-neas evoluciones para crear su obra maestra que es el hombre? Y zque pensamiento mas insensato que el de quienes piensan que Dios se vio impotente para crear directamente la obra mas bella de su creacion? La verdad de todo se halla contenida en el Libro puesto que es palabra escrita por inspiracion de la Sabiduria, es decir, de Dios y todo lo dernas es pura ficcion, imaginacion y deduccion humana. Uno tan solo es el que no yerra jamas: Dios. El hombre, aim el mas santo o el mas docto en cultura humana, puede siempre equivocarse cuando habla u obra como «hombre», es decir, cuando no le mueve el Espiritu Santo, cuando aparta su mirada del Padre-Dios, no vien-dole ya en ninguna de sus obras. Tambien la ciencia 'puede ser buena y La, ya que Dios le doto al hombre de inteligencia con un fin bueno y para que haga use de ella. Mas el 90% de los hombres no la usan siempre con un fin bueno y los cientificos aiin superan ese 90%. Y esto por clue? Porque, al it y seguir por sendas y quimeras humanas, pierden de vista a Dios y su Ley. Si, por mas que en apa-riencia le sirven y le tributan culto exterior y hasta, incluso, un rela-tivo culto interior hallandose convencidos de honrarle, en realidal no le yen ya luminosamente ni yen tampoco luminosamente sus eternos preceptos de amor. No viven ya la vida de Dios que es vida de amor, porque si viviesen esta vida, si viesen luminosamente a Dios y su Ley, Zcorno podrian emplear su inteligencia en destruir con sus deducciones cientificas la fe sencilla de los «pequenos» y con sus descubrimientos cientificos la existencia de tantas vidas humanas, de ciudades enteras y hasta minar todo el globo terraqueo al turbar el equilibrio, el orden de los elementos y de las leyes cOsmicas puestas por Dios que hacen que la Tierra, desde milenios, viva y prodthca vidas vegetales y animales sin salir de su Orbita, sin desplazarse de su eje, evitando con ello cataclismos apocalipticos?. Mas es- delito mayor destruir la fe sencilla de los «pequelios» y arrancar de las masas la persuasion de que Dios es Padre amoroso que cuida hasta de los pajarillos y de las flores del campo y escucha y atiende las peticiones que sus hijos le dirigen con plegarias llenas de fe. ZCOmo ha de poder el hombre creer ya con simplicidad si, en nombre de la ciencia y con el concurso de pruebas cientificas ye des-quiciarse los fundamentos de la RevelaciOn contenida en el Libro? i,Como ha de poder el hombre seguir creyendo que Dios es potente y amoroso Padre que cuida de sus hijos si, a causa de vuestros descu-brimientos, el hombre . se ye alcanzado por castigos —no, nada de castigos, porque los malvados son castigados por todas las leyes hu-manas, al tiempo que vuestros medios de destrucciOn alcanzan a un ntimero inconmensurable de individuos que no son malvados— si el hombre se ye torturado hasta el extremo de enloquecer o de morir de terror o por el efecto de las heridas, viendose reducido a no poder contar con el cubil que Dios concede hasta a los animales mas fero-ces ni con el alimento y vestidos que proporciona a los pajarillos y fibres del campo?. iOh, el delito mas grande es destruir la fe y la confianza! La fe en la verdad de la Revelacion y la confianza en la bondad y omni-potencia divinas. La primera destrucciOn hace que se derrumbe todo un mundo de cosas creidas que constituian un estimulo poderoso para vivir como hijos de Dios cancelando todo un poema luminoso que celebra la bondad infinita del Senor. Y la segunda hace que el hom-bre, desalentado por las experiencias vividas, diga: «iDe que sirve rezar, sacrificarse ni vivir como justos si despues hemos de soportar los golpes como todos?» jEs la duda que surge! iEs el consiguiente relajamiento de la fe y de las costumbres! iEs la °radon que se abandona! iEs la desesperaciOn tal vez! Estos son los frutos de la ciencia disociada de la Sabiduria. Los frutos del arbol maldito de la ciencia al que no se le ha hecho bueno con el injerto de la Sabiduria. Quereis conocer, investi-gar y explicarlo todo; mas la inteligencia del hombre y, sobre todo, del hombre decaido, lesionado por la Culpa original y por la concu-piscencia mental, no puede conocerlo todo. Hasta Adan, con haber sido constituido «rey» de toda la creacion, tuvo una prohibiciOn: «No corner el fruto del arbol de la ciencia del bien y del mai porque el dia que lo comiese moriria» (Genesis 2,17 ). No obedeck), quiso co-nocerlo todo y murio, primer a la Gracia y despues en la came. Tambien ahora hay demasiados que, teniendo ante si los dos arboles —el que da la Vida, esto es Jestis-Redentor-Salvador Palabra que da la Vida eterna, y el arbol de la ciencia que da generalmente frutos de muerte— tienden su mano a este y no a aquel, gustando de este y no de aquel, dandose a si mismos y a otros la muerte. ZEs totalmente culpable de ello la ciencia? No. Como no hay hombre que sea total y permanentemente malo, asi tambien la ciencia no es siempre y del todo mala y culpable. Hay cientificos que usan de su saber para hacer el bien y otros que, habiendo llegado a des-cubrir medios homicidas, los destruyen, prefiriendo renunciar a la glo-ria humana que tales descubrimientos les podrian reportar, ahorrando con ello nuevos azotes a la humanidad. Y otros, por Ultimo, a los que, por ser verdaderamente cristianos, el estudio cientifico aumenta en ellos la religion junto con las virtudes sobrenaturales y morales. Estos tales son bendecidos por Dios y benefactores de la Humanidad que por todos los demas debieran ser imitados. Por el contra-rio no es asi, ya que los otros cientificos, los que todo lo escrutan y explican humanamente, viendolo todo con ojos humanos y materiales que miran hacia abajo, a la Tierra, para desentraiiar sus secretos, como hacen los animales ann peor que ellos, esos son a. los que se les escucha tomando por axiomas sus deducciones. Diriase en verdad que los animales, muchos de ellos, saben alabar las cosas, cuan-do menos las cosas bellas de la CreaciOn, las cosas buenas, agrade-cidos del sol que les calienta, del agua que apaga su sed, de los fru-tos de la Tierra que sacian su hambre y del hombre que les ama, todo ello mucho mejor que los hombres. El hombre, criatura racional, dotada de espiritu y de vida sobrenatural, deberia saber mirar a lo alto, al Cielo, a Dios y purificar su pupila y su saber a traves de la contemplacion de las obras divinas mediante la fe en Aquel que las hizo, viendo el sello indeleble que todas Ilevan impreso y que las identifica como hechas por Dios. La religion y la fe, la religion y la caridad hacen activamente bueno al investigador humano. Privado de estas fuerzas espirituales o poseyendolas imperfectamente, el investigador humano cae en el error e induce a otros en el, debilitando o dando muerte a su fe. Para aparecer actuales y conformes con los tiempos, tiempos que, en verdad, nada tienen de elogiosos, no rechaceis las luces, todas las luces que os vienen directamente de la RevelaciOn, de la Sabiduria e, indirectamente, de la sabia investigaciOn de los cientificos cristianos que se elevaron a Dios .para poder penetrar en los misterios del mundo, pero penetrar en ellos con buen espiritu para conocer la ver-dad que confirma la obra de Dios tributandole alabanzas por ello. Por querer aparecer actuales y conformes con los tiempos, no querais en manera alguna hacer use de esas «profundidades de Satands» de que se habla en el Apocalipsis 2,24, o, cuando menos, «del mun-do», las cuales no estan conformes con la RevelaciOn para explicar cuanto existe y que si existe es por la omnipotencia y operaci6n divinas. Por otra parte hay tambien tibieza en el servicio de Dios y orgu-llo de si mismos. La triple concupiscencia triunfa endonde debieran ser reinas las virtudes y deja pobres y sin luz a quienes son tibios y orgullosos. Pobres de cuanto se necesita para ser justos y de cuanto es necesario tener para hacer justos a los propios stibditos. El que es tibio no puede calentar al que esta frio.El que carece de luz no la puede comunicar y el que es avaro de los grandes clones- que Dios le did no puede enriquecer a sus corderos, pues guarda para si el pasto y tan solo permite que su grey se apaciente de lo indispensable para no perecer del todo, sin pensar que en la grey hay &biles que estan necesitados de alimentarse en gran medida o medida grandisima para no morir. Para ser buenos pastores no basta con ser individualmente santos y no pecar por si mismos. Es preciso santificar y vigilar para que los dernas no pequen; y si sabe que hay algtin cordero que peed y se encuentra mortalmente herido en su espiritu, no hay que esperar a que venga pidiendo la curacicin sino que hay que it a el, curarlo y sanarlo. Y, por mas que le rechace, hay que tornar a el una, dos, diez y cien veces, no solo como predicador que exige un deber con palabras de reproche sino tambien con otros medios en plan de ami-go, de medico y de padre. Y si se da cuenta de que hay alguno que esti a punto de desviarse, no hay que dejar que la cosa vaya ade-lante sino que debe intervenir con paciencia y con dulzura para re-conducirlo por el buen camino. El apostolado del sacerdote no ha de limitarse a la Misa diaria, a la Confesion, a la explicaciOn evangelica y doctrinal en la iglesia, pues hay mucho mas que hacer fuera de la iglesia. Acercarse a los propios stibditos; llevar la palabra de Dios y de la moral adonde no se va a la iglesia o se va poco y mal; adonde un miembro, siquiera sea un solo miembro de la familia, no va a la iglesia; adonde un miembro, un solo miembro de la familia falta a sus deberes de padre, de madre, de esposo, de hijo, de ciudadano o de persona moral. iEn cuantas familias hay dolores, situaciones penosas y pecados! iCuanto campo de apostolado en estos micleos iniciales de la socie-dad humana, en estas pequelias iglesias en las que, sacerdotes sin or-denacion pero con un cometido bien especifico, o mejor, con dos cometidos bien especificos —continuar la creaciOn mediante la pro-creacion, colaborando de ese modo con Dios que crea el alma para cada individuo procreado por el hombre y la mujer y engendrar nue-vos hijos adoptivos para Dios— se aman y viven unidos! o al menos lo debieran hacer aunque tal vez no lo hacen al cumplir reciproca-mente mal con sus deberes de marido y de mujer, con sus deberes palm' con sus hijos descuidando el hacer de ellos verdaderos cristia-nos, dejandoles marchar adonde no han de ser mejores, no dandoles buenos ejemplos, descuidando su formaciOn religiosa y permitiendo que malos companeros y miembros de partidos ateos les acompaiien y extravien. Las tierras de misicin no estan tinicamente en Africa, America, Asia o en varios archipielagos. Tambien Europa e igualmente Italia son tierra de mision para quien tiene espiritu misionero y vista sobre-natural. Toda comarca, desde las mintisculas a las grandes ciudades, toda circunscripcion parroquial, toda casa puede ser zona de misiOn, lugar de mejora espiritual y de reconstruccion en Cristo. Reconstruc-cion del Reino de Dios en la familia y en cada uno de sus corn-ponentes. (Nosotros sois la sal de la Tierra y la luz del mundo» (Mateo 5, 13-14). EL Maestro, Sabiduria infinita, llenO de su sal a sus elegidos dandoles la facultad de transmitir esta sal, que debe salar, a sus su-cesores. El Maestro, verdadera Luz del mundo, lleno de su Luz a sus elegidos dandoles la orden de iluminar a todo hombre y transmi-tir este poder a sus sucesores. El, por tanto, como Pontifice eterno, continua infundiendo sal y luz en el Cuerpo mistico para que nunca en el vengan a menos por mas que las tibiezas de algunos miembros pudieran ocasionar carestia de sal y de luz. La Iglesia es «Madre». ZQue madre, que mientras se halla en gestacion, no se nutre y vive de manera que pueda dar vida a criatu-ras sanas? Tambien la Iglesia, en cada uno de sus pastores, sean estos de mas alta o mas baja graduaciOn, debe suministrar a sus hijos las sales que mantengan Integra y fuerte su vida espiritual. La Iglesia es la «Esposa de Cristo» y Cristo es Sol, Oriente, Es-trella de la matiana y Luz infinita. El Esposo hace donacion a la Esposa de sus riquezas y pertenencias que se las enirega pafa que Ella, a su vez, las transfiera a todos sus' miembros y, en especial, a los que estan destinados a iluminar a los corderos. Ahora bien toda luz presupone llama y la llama calor. Un incen-dio llamea cuando arde y se consume; y el apostol llamea igualmente y, por tanto, ilumina y caldea, encendiendose tambien si arde y se consume. Mas si por el miedo a consumirse, a verse sefialado por los enemigos de la Luz o por el excesivo cansancio viene a quedar tibio e insipido,—y las cosas insipidas se las rechaza— se hace pere-zoso y ya no despide luz, se apaga como astro que deje• de esplen-der en los cielos no resplandeciendo en su cielo que es el espiritual. Si tras la perdida de la luz que tiene su origen en el incendio de la caridad; si a esta perdida, causada por el orgullo de si mismo, se aiiade el egoismo —y el egoismo es el polo opuesto del altruismo que es, a su vez, la linfa del cristiano: «Mi mandamiento es este: que os ameis unos a otros como Yo os he amado. Nadie tiene un amor mas grande que el de aquel que da la vida por sus amigoi» (Juan 15, 12-13); «Si decimos que estamos en comunion con Dios y caminamos en las tinieblas, somos unos embusteros y no practicamos la verdad. Si, por el contrario, caminamos en la luz, como Dios esta en la luz, estamos en reciproca comunion... El que observa la pala-bra de Dios tiene en si en grado perfecto la caridad de Dios...» (Juan, la epistola 1, 6-7; 2,5); «Si uno dice: Yo amo a Dios y no ama al hermano, es mentirosp puesto que quien no ama al hermano que ye, Zcomo puede amar a Dios al que no ve?» (Juan, la epistola, 4,20)- si esto sucede, en tal caso el pastor es un muerto. El cristianismo es caridad. Caridad de los poderosos hacia los pe-quetios, de estos hacia los poderosos; caridad de los superiores hacia los inferiores, siempre caridad. Si no hay caridad el cristianismo se apaga quedando sustituido por el egoismo y la tibieza, la sal viene a resultar insipida, la lampara no alumbra sino que humea o se pone bajo el celemin -Para que no la turben. Y las almas, las pobres almas de los corderos quedan abandonadas no encontrando calor,luz ni sa-bor, acabando por dcbilitarse y extraviarse. iPobres almas que, al verse tan &biles, tienen mas necesidad de ayudal. Estas imperfecciones, vivas y fuertes en las Iglesias que ya no estan alimentadas por las Aguas vivas que brotan bajo los laterales del altar del verdadero Templo (Ezequiel 47,1-2), no faltan asimismo en la verdadera Iglesia. Santo es su Cuerpo, santisima su Cabeza al igual de su Alma; mas sus miembros no todos son santos por cuanto su pertenencia y union mas o menos intima con el Cuerpo, no cam-bia la naturaleza humana del hombre. Es el hombre el que debe trabajar de continuo por regenerarse, volverse a crear y supercrearse para alcanzar la perfecci6n y poseer una semejanza lo mas perfecta posible con Cristo, Cabeza de la Iglesia y con el Espiritu Santo, Alma de la misma. Semejanza con Cristo por medio de una vida de «alter Christus». Semejanza con el Espiritu Santo mediante la ca-ridad, la santidad, la pureza, la fortaleza, la piedad y todos los demas atributos propios del Santificador. Cuanto mas se esfuercen los miembros en ser santos, tanto mas triunfura la Iglesia, ya que la santidad de los miembros, me refiero a los mas selectos, repercute en los miembros inferiores elevandolos, encendiendolos y haciendo de ellos instrumentos de santificacion y de conversion para los miembros ya casi muertos o muertos del todo. El apostolado sacerdotal, si es cual Jesus lo quiso y lo quiere, suscita la gran fuerza del apostolado laic°. Gran fiierza porque pene-tra por doquier con mayor facilidad:en las familias, en las fabricas, puede desmantelar los castillos levantados por la mentira, destruir las falsas quimeras suscitadas por los siervos del anticristo que actdan ahora como siempre actuaron en la historia del mundo; neutralizar con caridad de hechos y no de palabras, con la verdad de las accio-nes y no con las falsas palabras de otras mas falsas ideologias, el veneno esparcido ocultamente por la astuta serpiente de ahora que, al presente, se limita a ser «serpiente» a la espera de asumir su postrer aspecto de Anticristo triunfador en su breve y horrenda victoria. Mas si llega a relajarse el espiritu en los miembros superiores,si el apostolado seglar no recibe el concurso del sacerdotal en medida plena, resulta inevitable que suceda lo que en Israel cuando, Templo y Sinagoga decayeron de la justicia, que hasta las clases selectas pu-dieron ser humanamente motivo de escandalo, de opresion y de ruina para el pueblo. Estaba escrito que Cristo habria de morir por la intervencion de los Sacerdotes, Escribas y Fariseos. Mas Dios, al darles las almas a aquellos sacerdotes, escribas y fariseos que habrian de oponerse a su Verbo hasta el extremo de hacerle morir en la crux, no creo almas especiales de deicidas, de crueles, de injustos, de avidos de poder ni de falsarios. No. Creo para ellos almas en un todo iguales a las de todos los hombres. Iguales por creaciOn, viniendo despues a ser tam-bien iguales por la lesion del Pecado original, como iguales eran la Ley y la Revelacion para todo Israel e iguales asimismo en el dis-frute de la libertad de querer que tenian los de superior condicion y los mas bajos. Mas eran muchos en demasia los del Templo y de las Sinagogas en los que la justicia hallabase por dernas decaida, el Templo sa-grado habianlo convertido en «cueva de ladrones» (Mateo-Marcos-Lucas) y los hipocritas habian venido a ser los descendientes de los Asideos. Los degenerados descendientes de lo Asideos. Porque estos fueron hombres de elevada y autentica moral, de una completa fideli-dad a la Ley y a la doctrina de Moises, de nobles sentimientos de amor patrio por el que supiereon combatir y morir para salvar la m-elon de los engatiadores y corruptores. Por el contrario los fariseos eran rigoristas tinicamente por fuert, mientras que por dentro y en la sombra eran «sepulcro's blanqueados llenos de podredumbre» y aun-que se tuvieran por «los separados» de los mas, no lo eran precisa-mente por haberse apartado del pecado. Y, como ellos, eran los escribas que habian deformado y hecho imposible la practica de la Ley al recargarla de tradiciones atiadidas por ellos. Asi es cam° sus almas pudieron ilegar a ser deicidas y su libertad, esa libertad que Dios les otorgo, la emplearon para matar al Hijo de Dios. Matar al Hijo de Dios! iCalumniarle! iPresentarlo por lo que no eral. Mas i,es este acaso pecado exclusivo de entonces? No, sino que 














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